El autismo (trastorno del espectro autista) es un trastorno del neurodesarrollo, por lo que tiene su origen en el periodo de la gestación, y se caracteriza por la presencia de alteraciones sociales, de lenguaje y del comportamiento. Estas alteraciones producen limitaciones en áreas específicas o globales a nivel personal, social, académico, etc. El autismo forma parte de los denominados Trastornos del Espectro Autista o TEA, donde actualmente también se encuentran otras sintomatologías con características semejantes que anteriormente se denominaban como: Síndrome de Asperger, Síndrome de Rett, Trastorno desintegrativo de la infancia y Trastorno generalizado del desarrollo no especificado.

 

Síntomas del autismo

1. Deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social en diversos contextos, manifestados por:

  • disminución en expresar e identificar emociones o afectos compartidos
  • fracaso en iniciar y mantener conversaciones, dificultades en el contacto visual, expresión facial y lenguaje corporal
  • dificultad para ajustar su comportamiento a diversos contextos, así como compartir el juego imaginativo o mostrar interés por otras personas.

2. Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, manifestados por:

  • movimientos, uso de objetos o habla estereotipada o repetitiva
  • insistencia en la monotonía, intereses muy restrictivos y fijos, excesiva inflexibilidad a rutinas, o patrones ritualizados
  • híper o hiporreactividad a los estímulos sensoriales o interés inusual por los aspectos sensoriales del entorno (por ejemplo: aparente indiferencia al dolor/temperatura, o fascinación visual con luces o movimientos).

3. Los síntomas tienen que manifestarse en el periodo de desarrollo temprano. No obstante, pueden no revelarse totalmente hasta que las demandas sociales sobrepasen sus limitadas capacidades.

4. Los síntomas causan deterioro clínico significativo en el área social, laboral o en otras importantes para el funcionamiento habitual.

5. Las alteraciones no se explican mejor por una discapacidad intelectual o por un retraso global del desarrollo.

 

Tratamiento

La intervención temprana desde la psicología infantil puede ayudar a aprender habilidades fundamentales de conducta y de comunicación. Los objetivos terapéuticos se centran en la adquisición y desarrollo de habilidades emocionales de expresión y reconocimiento de sentimientos, desarrollo de la empatía…, así como en el desarrollo y entrenamiento de habilidades sociales y del lenguaje, planificando las sesiones de una forma estructurada y sistemática.

La terapia incluye también a las personas que conforman el entorno del niño (padres, hermanos, educadores, etc.), para facilitarles cómo entrenar y fortalecer las áreas deficitarias del menor, así como para que ellos adquieran habilidades para relacionarse con el niño.

Si quieres tener más información sobre el autismo y crees que puedes necesitar ayuda psicológica, podemos ofrecértela en nuestro centro de Psicología en Granada o a través de la terapia online si no resides en Granada o si, por cualquier razón, prefieres la terapia online.

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