Qué es la imagen corporal

Es la percepción que tenemos de nuestro cuerpo (tamaño, tipo y forma) y cómo nos sentimos respecto de él, cómo lo evaluamos y las decisiones que tomamos respecto de él. No es sólo lo que vemos y pensamos cuando nos miramos al espejo, sino también cómo nos imaginamos que nos ven otras personas. Las creencias, percepciones y sentimientos de una persona respecto a su cuerpo tienen más probabilidad de determinar su imagen corporal que sus características físicas reales.
Una buena imagen corporal se caracteriza por vernos de una forma realista, reconociendo lo que nos agrada y lo que no, y viéndolo como una parte más de nuestra identidad, no como lo que nos define. Permitiendo así sentirnos seguros y cómodos dentro de nuestro cuerpo.

 

¿Qué influye en esta percepción de la imagen?

El contexto cultural en el que vivimos: la sociedad nos enseña lo que es bello y lo que es feo. Y según esta definición nos etiquetamos a nosotros mismos y a nuestro cuerpo. Actualmente, en nuestra cultura se valora la delgadez y se rechaza la obesidad.  Nos valoraremos de forma positiva si cumplimos con el “ideal de belleza” y de forma negativa si no encajamos en él. Estos cánones de belleza y la necesidad de encajar para pertenecer a un grupo, a una sociedad, nos van a afectar a todos. Pero será en la etapa adolescente donde tenga una influencia mucho mayor.

La pubertad y los cambios físicos: los cambios físicos en la pubertad pueden provocar preocupación sobre la apariencia. Si no se crea un espacio para hablar sobre esto y poder normalizarlo podemos empezar a buscar fuera esa información (internet, redes..) buscando una referencia de cómo ser ya que nuestro cuerpo no es el que era. Y posteriormente, a medida que nuestros cuerpos cambian, o sufrimos algún tipo de enfermedad, también pueden cambiar nuestros sentimientos, y alterar nuestra imagen corporal.

Las experiencias personales vividas: la imagen corporal puede estar alterada por la vivencia de experiencias traumáticas en la infancia que implicaron una invasión corporal o comprometieron la integridad del cuerpo. Las críticas, comentarios o la importancia dada al cuerpo en nuestra familia van a condicionar la relación que establezcamos con nuestro cuerpo. También, la influencia de las amistades va a ser fundamental en la infancia y adolescencia, ya que ser halagado o recibir burlas por nuestra apariencia física, puede conllevar que nos valoremos a nosotros mismos como válidos y por tanto satisfechos de nuestra imagen, o no válidos e insatisfechos con nuestra imagen. Estas percepciones pueden mantenerse en nuestra etapa adulta.

Estado emocional y autoestima: el cómo nos sintamos respecto a otras áreas de nuestra vida y el valor que nos damos a nosotros mismos va a influir en la importancia que le demos a la imagen y la atención que le prestemos. También el diálogo interno que establezcamos sobre nosotros mismos, si prevalece la autocrítica constante o la aceptación, influirá en el tipo de relación que establezcamos con nuestro cuerpo.

 

Cómo sabemos si tenemos una imagen corporal negativa

Se tiene una imagen corporal negativa cuando:
– Valoramos de una forma equivocada las formas corporales y percibimos distintas parte de nuestro cuerpo como no son realmente.
– Existe vergüenza y ansiedad por el propio cuerpo.
– Evitamos mostrar nuestro cuerpo y nuestro comportamiento está guiado por cómo nos sintamos con nuestro cuerpo, pudiendo dejando de hacer cosas que eran importantes para nosotros.
– No sentimos que encajemos en nuestro cuerpo. Sentimos rechazo e insatisfacción.
– Asociamos el cuerpo delgado como símbolo de éxito y valía personal.
– Condicionamos otras áreas de nuestra vida, dedicándole menos tiempo e interés, para dedicárselo a nuestra imagen (moda, belleza, ejercicio, alimentación, etc.).

Si esta percepción negativa se mantiene en el tiempo, nuestro estado emocional va a verse alterado y nuestra autoestima también. Comenzaremos a valorarlos por cómo nos ven los demás o por cómo nos sentimos en cada momento con nuestro cuerpo. Tomaremos mucha más atención al peso y a la relación que tengamos con la comida. Todos estos factores van a facilitar el desarrollo de trastornos de la imagen corporal, como son la bulimia y la anorexia.

Cuidarnos y llevarnos bien con nosotros mismos y con nuestro cuerpo es algo imprescindible para nuestro equilibrio emocional y físico. Si te gustaría mejorar en esto o crees que puedes necesitar ayuda estaremos encantadas de escucharte. Desde Promethea, nuestro centro de Psicología en Granada, podemos atenderte en la modalidad de terapia online o presencial. Consúltanos cualquier duda.

 

 

Artículo escrito por
Rocío Pérez Lobato
Psicóloga de infantil y adultos y
co-directora en Centro de Psicología Promethea

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