Las psicólogas también son personas
Muchas veces se ven a las psicólogas como magas o personas que esperan que solucionen la vida a sus pacientes. Sin embargo, solo son personas que intentan ayudarte no desde una postura superior, sino como una figura que ve desde otra perspectiva. La misión es acompañar, haciendo ver cosas que el paciente no puede desde su punto de vista, siendo esa realmente la única diferencia. En este sentido, esta relación debe ser siempre bi-direccional. Con esta figura más humanizada, los terapeutas también sienten, lloran y conectan con historias.
Las psicólogas también se equivocan
Todas las personas tenemos sesgos, aunque uno no sea consciente que los posee. En este sentido, aunque la psicóloga sea consciente de que debe apartarlos, muchas veces sus creencias erróneas se involucran en el proceso del paciente. Por eso, es necesario hacer que el paciente tenga un papel activo en su proceso también. Así, no exentos de errores, estos son algunas de las equivocaciones más comunes entre las psicólogas :
- Lenguaje muy técnico. Un lenguaje apropiado y fácil de entender es necesario para que el mensaje llegue al paciente
- Preguntas muy cerradas. Impide una exploración profunda, no se debe limitar la respuesta del paciente.
- Subestimar sus problemas. Todo lo que exprese el paciente presenta grado de importancia para ellos, y hay que tenerlo en cuenta.
- Juicios de valor. Las opiniones basadas en lo que es bueno o malo, correcto o incorrecto deben de ser evitadas.
- “Todo va a salir bien”, “No te preocupes por nada”. No se debe dar falsa seguridad o minimizar sentimientos. Nuestra labor es validar sentimientos y perseguir una perspectiva realista y esperanzadora.
- Abandonar seguimiento. El apoyo continuo es indispensable para seguir ajustando y evaluando el proceso.
Las psicólogas también tienen miedo y temores
Del mismo modo, esta disciplina tan compleja y delicada como es tratar con personas, también implica muchos miedos y temores inevitablemente. A continuación, se exponen algunos de los más comunes:
- Miedo a quedarse en blanco. Temor a no saber qué decir o hacer
- Miedo al miedo. Inseguridad ante la posibilidad de sentir miedo en sesión y perder control de la situación
- Miedo a no conectar con su paciente o no poder ayudarlo
- Miedo a cometer errores. Temor a fallar en la intervención
- Miedo a la crítica. Por parte de compañeros, pacientes o sociedad
En definitiva, humanizar a las psicólogas muestra que hay equivocaciones y temores. Aún así, son profesionales que se preparan y tienen como propósito ayudar a las personas en la medida que puedan. En este sentido, también no dejan de aprender del paciente y de la experiencia. Así, la importancia de la relación terapeuta-paciente recae en ver los errores y miedos como oportunidades de aprendizaje y crecimiento juntos. Incluso derivar cuando no hay conexión, punto de encuentro, es igualmente necesario y sano.
Si buscas ayuda, desde Promethea estaremos dispuestos a darte espacio, escucharte y construir una relación contigo, tu situación y en consulta (on-line o presencial). No dude en ponerse en contacto, le estaremos esperando.
Paula Pérez Pérez
Psicóloga en Prácticas
Centro de Psicología Promethea