Hoy escribe en nuestro blog de psicología nuestra compañera Ángela Cáceres (Psicóloga). Puedes conocer más sobre ella en su web Thesafospace.com.
En los últimos años, hemos experimentado un cambio en cuanto a lo que entendemos como violencia sexual. Desde el movimiento #metoo, la ley de garantía de libertad sexual, hasta los casos más mediáticos en el territorio español. Hemos ido transformando la narrativa de manera general: tenemos más información, usamos nuevos términos, nueva legislación, conocemos más sobre los procesos de victimización, hay más recursos, etc.
Sin embargo, ¿qué está pasando a nivel psicológico?
El después de la violencia sexual desde la salud mental
Es incluso difícil nombrar, dada su complejidad, qué pasa después de una situación de violencia sexual: hay quienes llaman al después recuperación, tratamiento, empoderamiento, o sanación.
Hay, además, muchas variables que van a desempeñar un papel fundamental en cuanto a impacto psicológico se refiere: si hay denuncia o no, si es puntual o repetido, persona racializada, salud mental previa, edad, género, poder adquisitivo, diversidad funcional, neurodivergencias, red de apoyo, todo lo que nos podamos imaginar.
Pero lo que esta reflexión quiere traer, en relación al acompañamiento psicológico posterior, es la diferencia entre la parte clínica (síntomas como la ansiedad, trastorno por estrés post-traumático, depresión, etc.) y la parte que vamos a llamar relacional-estructural. ¿Por qué? Porque esperamos que una vez los síntomas más visibles hayan remitido, la recuperación esté completa; pero nuestra práctica profesional nos muestra una realidad más compleja y seguramente te sientas identificada en el siguiente párrafo si has pasado o conoces a alguien que haya pasado por esta situación.
Más allá de la clínica
La información que nos llega después de haber sufrido violencia sexual y cómo recuperarnos se centra en los síntomas clínicos, es decir, en sobreponernos a la ansiedad, insomnio, miedos, los flashbacks, somatizaciones, etc.
Sin embargo, una vez que estos están estables y nos permiten asomarnos a temas más profundos, nos damos cuenta de que en muchas ocasiones aparecen dificultades para relacionarnos a nivel romántico, en nuestra sexualidad, con ciertos perfiles de personas, … Pero también hay un cambio que se manifiesta en cuestiones acerca de la seguridad (relaciones de poder o jerárquicas), el autoconcepto (quién soy después de esto que me ha pasado), el consentimiento (qué estaba pasando o siendo permitido en mi vida), e incluso temas que tienen que ver con la existencialidad.
Es decir, aspectos psicológicos pero de corte psicosocial, relacional y contextual.
El acompañamiento
Por todo ello, es fundamental que la profesional tenga no solo conocimientos propios de la psicología, sino un enfoque sistémico-contextual. Es decir, que sepa también sobre violencias, relaciones, sexología y procesos de victimización para realizar intervenciones integrales y efectivas a largo plazo.
Si te sientes identificada/o en el Centro de Psicología Promethea en Granada contamos con un equipo de psicólogas especializadas en terapias contextuales y psicología forense, además de ofrecer servicios de terapia de pareja y terapia sexual. Estaremos encantadas de darte un espacio de seguridad, ya sea on-line o presencial, donde poder acompañarte en tu proceso, sea cual sea.